La rutina de vuelo aquí es exigente y hay que levantarse antes de las 6. Como ayer volvimos tarde del rescate, había dormido 4 horas solamente, pero me sentía bien y con ganas de salir a buscar un lindo vuelo.
Desayunamos tempranísimo y salimos al despegue.
Me toca salir entre los primeros dos o tres pilotos. Bastante desprolija la salida porque el viento estaba fuerte, pero feliz de engancharme en térmica desde el primer intento.
Ya en vuelo hay aguantar las condidiones, porque temprano los techos son bien bajos. Pero fue un buen ciclo de largada y venía contento, volando acompañado de unos pilotos con velas de dos bandas.
De a poco levantan los techos y paso los primero 100 kilómetros, cuando de pronto empiezo a sentirme flojo. Me tomo un Gatorade y como una barrita de cereal, que me levantan un poco.
Apenas media hora después, antes de llegar a Morada Nova, estando a unos 150 km del despegue, me pasa de nuevo. Otra vez no me siento pleno. Estoy lento. Con las ideas no muy claras.
Estaba lento de movimientos, de la cabeza. En un momento me perdí, no estaba seguro de qué lado venía el viento. Algo que no me había pasado jamás.
Cierro los ojos un segundo y noto que tengo mucho sueño, sentía que me dormía.
Así que me dí cuenta que no era la forma, había que tomar la desición más segura, y buscar el aterrizaje. Seguí la ruta para facilitar el rescate y llegó el fin del vuelo.
Siento que era una lástima porque el día estaba hermoso y venía re bien. Para entonces había hecho ya 180 kilómetros y era apenas mediodía…

Quedaban 5 hs más de día para volar. Por la noche supe que otros pilotos con velas de dos bandas llegaron a los 400 o 500 kilómetros hoy. Decidídamente era un buen día.
Pero la desición de estar seguro no se negocia. Desde que salí de La Madrid no he dormido bien ninguna noche y mi primer cálculo fue achacarle esta pesadez y cansancio a la falta de sueño.
Ayer volé unas siete horas, anoche dormí cuatro horas y salí a volar de nuevo. Salí tranquilo, un poco cansado pero las ganas estaban ahí. Estaba confiado y volaba relajado hasta que se gastó la pila.
Con el diario del lunes, todos podemos ver las dos mejores opciones que había.
La primera era no haber volado ayer y estar entero para hoy, cuando el día presentaba mejor clima. La segunda era cancelar la salida de hoy, y apostar a un buen descanso para prepararme y salir mañana.
Será cuestión de descansar y esperar un día de vuelo donde las buenas condiciones del clima y el pilotaje se encuentren.
Sin restar importancia al tema del descanso, encuentro otro gran motivo que explica lo sucedido: los pilotos que vuelan la zona me comentan que con el calor es muy común que uno se deshidrate. Llegan a 40 o más grados a la tarde, y las mínimas son de 26 o 28 grados.
Quizá por las condiciones distintas en los vuelos locales no le presto tanta atención a la hidratación, pero acá con este clima es algo para tener en cuenta.
Cuando hago el cálculo veo que ayer no volé bien hidratado y esta mañana, con apenas un café salí al despegue de nuevo. Fue una falla y de todo error se aprende.
Toca dormir bien, hidratarme y esperar un buen día. Estamos en eso.
Les dejo el track del vuelo aquí.